No es sólo un Sauternes, es Chateau d'Yquem, el vino "dulce" más famoso del mundo. Vintage 1988 porque para mí "Il faut l'attendre"... ¿Y cuál es la prisa? Los vinos de Yquem tienen una vida muy larga, ciertamente más larga que la del ser humano medio, así que ¿por qué arriesgarse? Como nosotros, crece, se transforma. Cambia mágicamente de color, de paja a dorado, pasando a ámbar y luego a caoba. Cambia su perfume, según la añada, ampliando o estrechando su bouquet. Una copa para cada cepa, y sólo cuando la podredumbre noble - la famosa "botrytis cinerea" - ha hecho su trabajo atacando a las uvas Semillon y Sauvignon Blanc, haciendo que el vino sea "moelleux", un término intraducible y como el sabor de un viejo Yquem, ¡único!
Color y nivel comparados, la fascinación del paso del tiempo. Estas botellas son como el oro -por eso se les suele llamar "oro líquido" de Chateau d'Yquem- cuanto más tiempo pasa y no sólo no pierden su valor, sino que lo aumentan... Ojalá nos ocurriera lo mismo, pero ¡consolémonos descorchando una o tres!
Por Elisa Fiore Gubellini