Lari, Toscana Marta Sierota creció entre Polonia y Francia, y entre los recuerdos más entrañables de su infancia admite que está la época en que correteaba de niña entre las vogas de su abuelo. Debió de ser amor a primera vista, porque hoy Marta es una productora de talento. En Francia se licenció en Filosofía y también la enseñó, pero en 2008 se trasladó con su familia a la Toscana, donde compró una finca de 17 hectáreas, 6 de las cuales son viñedos. La idea de producción de Marta es absolutamente natural, ya que considera que el vino es el resultado de la interacción entre el hombre y la naturaleza. En el viñedo aplica los principios de la biodinámica, un enfoque que refleja su forma de ser y de relacionarse con el mundo. Para ella, la tierra es el origen de todo. En la bodega, la intervención humana se reduce al hueso, las uvas se prensan con los pies o con una prensa manual, la fermentación es siempre espontánea en cemento, sin control de temperatura. Los vinos de Podere Anima Mundi no se clarifican ni se filtran, y a los blancos sólo se les añade una cantidad muy pequeña de anhídrido sulfuroso, cuyo contenido en cualquier caso nunca supera los 25 mg/l. Todos los vinos de la finca proceden de una sola variedad de uva, para reflejar mejor el terruño de las colinas pisanas. Elegante y delicado, porque a Marta no le gustan los extremos ni los defectos demasiado marcados: ¡no le gusta el brett!