Pastrengo, Véneto En 2016, Luca Segattini, la última generación de una familia que lleva más de 300 años cultivando la vida, se hizo cargo del viñedo de su abuelo, compuesto por 3 hectáreas y dos parcelas muy diferentes. Una está a 165 metros de altitud con suelo arcilloso calcáreo, la otra, un poco más arriba, a 200 metros y sobre suelo blando y fértil. 2017 fue un año muy importante para Luca, que conoció al que más tarde se convertiría en su mentor, Fulvio Bressan; la primera vendimia también fue ese mismo año. En el viñedo, el trabajo es riguroso y maniático, igual que en casa de los Bressan, con intervenciones limitadas a tratamientos muy breves de azufre y escamas de cobre; además, los rendimientos son siempre mínimos, del orden de 80 quintales por hectárea. El ecosistema de Segattini también prevé otros cultivos, por lo que se introducen milenrama, espino blanco, manzanilla y cebolla. En la bodega, el lamprasi consiste en una fermentación espontánea con levaduras autóctonas y adiciones homeopáticas de anhídrido sulfuroso, cuando es necesario. Luca define su vino como uvas prensadas lentamente, caracterizadas por su frescura y dinamismo, sabor y espontaneidad.