Jean Christophe Garnier
Saint-Lambert-du-Lattay, Anjou La historia de Jean Cristophe Garnier es digna de ser contada. Y no difiere demasiado de la de muchos de sus colegas que se convierten en bodegueros siguiendo un sueño. De origen bretón, Jean Cristophe trabajó durante una década como sumiller en algunos de los mejores restaurantes franceses y con los años desarrolló un amor cada vez más profundo por el vino natural. Así, decidió estudiar enología y adquirir experiencia como becario en varias empresas francesas, entre ellas la de MarK Angeli, su mentor. Después se instaló en Anjou, donde compró dos hectáreas de Chenin, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc y un antiguo lagar. Sus vinos no se disimulan, son limpios, con una ligera nota oxidativa y destilan pasión más allá de la copa que los contiene, la misma pasión que los ha hecho famosos en toda Francia. En el viñedo, Jean Cristophe tiene una filosofía no intervencionista. En la bodega, utiliza levaduras autóctonas que estimulan la fermentación alcohólica espontánea. No utiliza aditivos, no filtra ni clarifica.
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